26. Escritos eróticos 7
- Brenda Venegas
- 18 ago 2023
- 2 Min. de lectura
Salí de una fiesta corriendo para verme con Sebastián.
Las copas de alcohol y el aire surtieron efecto pronto, cuando lo vi me puse nerviosa y le di un beso en la mejilla.
Caminamos antes de llegar a su casa y platicamos vagamente.
Cuando estuvimos ahí comenzamos a mezclar tragos, te juro que estar con él me estaba embriagando más que el alcohol.
Pasaron un par de horas y llegó una mujer que, con cada pisada que daba, hacía vibrar el concreto.
Melissa.
Hace años que no la veía, pero verla ahí sentada despertó lo que ya dormía.
Me imaginé una máquina que te ayude a descubrir quién eres, qué debes buscar.
Me quedé como idiota viendo cómo caminaba desde la entrada, sus piernas alternando en el suelo las vibraciones, y no podía creer lo que una mujer puede hacer con mi piel.
Si fuera menos cobarde me hubiera parado a besarla frente a la multitud,
cerré los ojos para imaginar el beso en mi mente.
Me pongo de pie y toco lentamente con mi mano izquierda su mejilla derecha, siento su calor y al mismo tiempo mi cuerpo siente electricidad.
Sus ojos delatan que compartimos las ganas.
Sigue su camino y yo sigo la conversación con S.
Después de tres rondas de shots de mezcal y el alcohol propio de la fiesta, me levanto a poner una canción desde la computadora. Entro a la casa y atravieso la sala hasta la cocina donde busco un vaso con agua para calmar el alcohol.
De regreso sigo el mismo camino y me topo con Mel, que ya embriagada me invita, de la mano, a sentarme a su lado.
Nos besamos sentadas en el sillón que alguna vez fue verde, y me toca las piernas mientras mis manos recorren su cara y su cabello y juegan a hacer círculos en sus hombros...
Mel.
Comments