Dany boy

No recuerdo haberme sentido así antes.

Estaba tan cansada que la cama, desde que me acosté en ella, se acomodó a mi silueta.

Abrí con esfuerzo los ojos cuando el sol apenas iba saliendo por el horizonte, la luz entraba suavemente por apenas una fina línea entre cortinas. Moví mi brazo derecho como queriendo alcanzarlo, pero sin éxito.

Me incorporé y lo ví al otro extremo de la cama que parecía enorme. Sonreí.

Me volví a acostar y metí la cabeza en las sábanas blancas hasta volverme a dormir.

Desperté cuando las cortinas se abrieron, mis ojos estaban intentando clarear el mundo y lo ví abriendolas hasta donde sus brazos alcanzaron, de espaldas a mi, en ropa interior.

Los destellos de la noche anterior se manifestaron en micro segundos. El auto. Los besos. Los abrazos. El baile. Los tragos. Las luces de colores. El tour por la ciudad. El elevador. El pasillo alfombrado. La cama...

Le dí los buenos días y entré corriendo al baño. Me miré en el espejo, lavé mi cara y mis dientes, sé qué muy seguramente no le habría importado, pero quería no ser tan cliché.

Hicimos el amor tan deliciosamente como siempre. Con la delicadeza de un hombre que te cuida y respeta. Con la fuerza de un hombre que te desea. Con la firmeza de un cuerpo ejercitado, de un hombre que ha identificado lo que me gusta. Con la rudeza del que conoce mis gustos.

Antes de bañarme me asomé por la ventana para recordar la vez que nos entregamos en silencio, con la ventana de su departamento abierta y los vecinos comprando el pan de la mañana.

Me ayudó a vestirme y planchó mi blusa para verme presentable. Subimos al auto escuchando su música de adulto, con el aire pegándonos en la cara. Entre rayos de sol dando directo a nuestros lentes negros a juego, me imaginé qué sería de mi si acepto vivir con él.

Cuando llegamos al destino le agradezco y él se va. Ese es el acuerdo y no quiero romperlo. Hacerlo sería abrir la posibilidad de romper mi corazón. Él sigue con sus planes solo por hoy, yo sigo con mi vida y añorando eso que él me da. Algún día, sin aviso, vuelvo a escribir. Él vuelve a contestar y tendremos otra noche maravillosa con fuegos artificiales antes de llegar a Puebla.

¿Imaginas arruinar algo tan grande solo por un sentimiento de amor?