Aretes
- Brenda Venegas
- 13 dic 2020
- 2 Min. de lectura
Fueron continúas citas las que se cancelaron,
estábamos buscando algo.
No preguntes qué y no cuestionaré tus intereses.
Llegué a ti por simple curiosidad,
o tú llegaste a mi,
no lo podría asegurar.

La ciudad vestida de fiesta,
azules de mil tonos y de fondo las risas del mundo,
que podría comerme cambiando mi suerte.
Azul.
Recorrer, corriendo, la distancia necesaria entre mi frente y tu piel, para besarte y probar de tu piel, cual antídoto a la inseguridad.
Las cervezas jamás hicieron efecto, pero tus besos elevaron mis ganas de ti.
Entré a tu casa aún siendo un desconocido, no revelé el secreto pues tus ojos me pidieron silencio.
Las palabras fueron saliendo, como el agua en las fuentes, desde ahí se escuchaba el chapoteo, y quise que tu mano estuviera en mi pierna mientras atravesábamos la ciudad.
Cabello azul y sudadera rosa,
bufanda en el cuello y la pijama en el suelo.
Nos besamos, me sentí en un sueño, si hubiera tenido menos miedo, en la madrugada, al salir el sol, te hubiera dicho lo que hasta ahora me guardo, que ojalá fuera yo a la que le dedicas frases y canciones y que cuando me hablas siento el estallido de esa noche en el vientre.
Mis piernas temblorosas se levantaron a media noche frente al espejo, y me pregunté si ésto era cierto.
Mis ojos brillosos se cerraron lentamente,
cómo no queriendo, cuando sentí tus brazos alcanzarme en la enorme cama,
hasta abarcarme.
Hasta muy dentro de mí dejaste la semilla de la ilusión, las ganas de crecer y madurar, y enraizarse en algún lugar, sin estancarse jamás.
¿Te diste cuenta de mi? ¿De las palabras que se hicieron un nudo en mi cabeza tratando de salir y al mismo tiempo de nunca ser verdad? Estuviste muy enfocado en mis aretes de brillos rosas, que poco entraste en mis ojos de verdad.
A veces, me dan ganas de hablar, pero ya el destino sabrá, quizás tú algún día también.
Desde ese día no uso aretes rosas, ni siquiera eso importaba.
Las ideas son muy vagas y mi mente está llena de mil cosas imaginarias y pasadas, creando historias increíbles con personas bellas como tú, esperando algún día encontrarme con esa vida soñada, y contigo, en algún sueño.
Nunca viste mis aretes, no recuerdo tu mirada cuando jugabas de frente a mi. En la mañana, viendo el sol acabando de salir, apoyaste tu mano como me lo imaginé...
"Me refería a tus piernas."
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