Es sumamente extraña la forma en que suelo buscarte sin atreverme a hablarte,
es estúpido que siga deseando ver tu cara y cuando estamos cerca corra asustada
y es obvio que también has corrido para no tenerme cerca,
es patético pensarte, si lo único que compartimos fueron algunos viajes y un susto.
Esta tarde me sorprendà imaginando si ha cambiado tu cara,
si un "mi amor" sigue siendo tan tentador,
o si después de mÃ, la primera volvió o ya han pasado un montón.
Descubrà que hiciste que algo cambiara en mÃ,
que me enseñaste cosas que solo tu me podrÃas haber enseñado,
que es horrible seguirte buscando...
Que aveces... que aun me haces daño.
Contigo entendà que es ilógico mezclar sentimientos en relaciones que van en cÃrculos,
que no debes decir "te quiero" hasta buscar un diccionario y entenderlo, entrar en la mente del otro y descubrir su juego,
entendà que las niñitas cursis cansan y que los señores las prefieren locas,
locas, pero no enfadosas.
Conocà diferentes caminos para llegar al mismo lugar,
descubrà la fuerza de un par de palabras
y entendà qué pasa con las miradas que matan...
Tus ojos! ahà descubrà los opuestos extremos, el principio y el final de un cuento, toda la dulzura, pasando por la locura, la lujuria, la preocupación, la satisfacción, la adicción, la burla, la mentira, la indiferencia, hasta llegar a tu amenaza.
Desde el comienzo supiste que con solo una mirada podÃas hacer cualquier cosa, detenerme antes de escapar, hacerme retroceder, hacerme sentir en confianza, feliz, en paz, incluso excitada, que lograbas que te respondiera, que dijera que sà siempre, que podÃas lastimarme, hacerme sentir estúpida, herida, insultada, amenazada y supe desde la última profunda mirada que a partir de ahà todo iba a dolerme, que no tenia que preocuparme, que el daño corrÃa por tu cuenta.
Hoy me di cuenta de que es difÃcil superar momentos que en ese entonces creà absurdos y vanos,
que quizá hubiera querido que durara más,
pensar menos y sentir más.
Que sigue siendo estúpido querer verte porque ya no quiero estar a tu lado,
que parezco la niñita chillona inmadura que nunca te gusto,
que parece más que obvio que ya no deseas volver conmigo
y que yo tampoco, pero unas veces he deseado encontrarte
la mayorÃa no quiero que estemos tan cerca,
te tengo miedo,
y tengo miedo de lo que yo acabe diciendo,
de lo que pueda sentir,
y de las consecuencias que me puedan arruinar,
de no poderte soportar, de escuchar algo que me duela
casi igual que tu mirada.
Y ese miedo es tan estúpido que a veces también quiere tenerte cerca de nuevo.
Sentà tu mirada a lo lejos,
y ahora no puedo dejar de pensarte,
mire tus ojos un momento
y ahora te estoy escribiendo.