No me di cuenta de que te podÃa perder hasta que lo hice.
Vaya cliché.
Estoy caminando y no sé de dónde vengo ni a dónde voy,
pero te extraño.
Tus manos, tus abrazos y el olor de tu cuerpo al contacto.
Pasaron tantos dÃas y yo estuve siempre de este lado de la moneda, dónde brilla y no hay problemas.
Y ahora,
que como siempre ha ocurrido el cambio,
estoy enojada conmigo por haber sido tan tonta.
Por dejarte ir.
Aunque no te vayas.
Aunque no estabas.
Tuve mucha inspiración,
dÃas enteros escribiendo cosas para otras personas pensando en ti,
que terminaban en la basura o en alguna libreta vieja,
porque eso de mentir sólo se me da cuando alguien me pregunta si sentà por ti algo más que amistad.
Escribà de colores y todas las sensaciones.
Escribà del agua que mojaba nuestros cuerpos y nos llevaba volando al espacio exterior de color púrpura.
Escribà del rosa que mancha nuestros labios sin tener que comer algo.
Escribà de cómo se siente bucear en el agua cristalina aunque no sepa nadar.
Escribà sobre tus ojos negros, tus manos grandes, tus labios suaves, el ritmo que sigues al caminar, cómo se mueven tus brazos, el sabor del tono de tu voz, mi cuerpo reaccionando a tu contacto.
Hasta que se me rompió el corazón y supe que si voy a contarles, pero no la historia que esperaba.
Mi amor, siempre pensé en que no iba a poderte olvidar, que no iba a cansarme de buscar, aunque sà de pedirte sólo para mi.
Y sabÃa que vas a estar en mi vida siempre, aunque te pensé en diferentes roles, todos hermosos por tenerte aquÃ.
Pero ahora, sentada entre la pared y mi cama sólo puedo mirarte entrecerrando los ojos y me doy cuenta de que probablemente te he perdido para siempre.
Me he perdido de la parte fundamental de mi ser, esa que brilla y destella, que cruza lÃneas ocultas, que atraviesa las olas en busca de calma pero después pierde la cabeza.
He intentado olvidarte, he intentado regresar el tiempo imaginando una nueva historia en donde no estemos juntos ni una sola vez, mil escenarios diferentes sin éxito alguno.
No puedo desprenderte de mi mente.
El sol ha perdido brillo, la luna ya no refleja y no puedo invocarte ni en sueños porque estás en otro lugar.
Y me duele ni siquiera poder hablar.
Contarte cómo es que va todo, que escribo con más fuerzas y que no desisto aunque nadie me lea.
Los colores fundamentales en donde solÃamos pararnos a descansar se han decolorado.
Necesito tan solo un abrazo, de ese espacio mÃo en tu cuerpo dónde cabe perfectamente mi cabeza y logro escuchar lo que sientes.
No podrÃa olvidarte ni aunque el brillo de mis ojos se seque.
Quisiera manipular el tiempo y volverte a ver en diciembre.
Te quiero.