No recuerdo mucho de ese dÃa,
desde que te fuiste no sé si ha pasado poco o mucho.
LlovÃa,
el clima era impresionante,
no hubo ni frÃo ni calor.
Nos acostamos a ver el cielo,
puedo recordar aún ese peculiar olor,
tu olor junto con el olor a tierra mojada,
nuestro chocolate caliente.
Nos habÃamos mudado,
a través del cristal veÃamos las estrellas.
Siempre estuviste para consolarme
y hacerme sentir como una de ellas.
Nos habÃamos comprado un auto.
El dÃa que te fuiste quise borrarlo,
en vano,
te llevo hasta en la sangre.
Tomamos chocolate que preparaste,
pasamos horas enteras hablando de lo mucho que me disfrutaste.
Como si tuvieras planeado marcharte.
Tuvimos una moto deportiva
que acabamos perdiendo.
Te fuiste sin despedirte,
para romperme el corazón y no tener que verme triste.
Fue quizás uno de los mejores dÃas de mi vida,
contigo todo era fabuloso.
No te llevaste una sola cosa.
¿QuerÃas que me matara tu recuerdo?
Fuiste mi musa todo el tiempo.
Dejé de escuchar las canciones de nosotros,
no firmé el contrato.
Que te hubieras llevado todo.
La alfombra con tantos recuerdos.
Que hubieras borrado evidencia de tu paso por mi piel.
Igual nada hubiera servido,
te llevo en el alma,
te amaba a destiempo.
Recuerdo todo sobre esa mañana,
abrà los ojos y no estabas en la cama, sólo el rayo de sol entrando por la ventana.
Corrà al baño y no estabas,
fui a la cocina a ver qué preparabas, y no habÃa nada.
Esperé.
A que llegaras del súper.
De alguna reunión de amigos.
De una cena importante que pude olvidar.
De un viaje de fin de semana.
De un año tratando de descubrir quién eres.
Tu llegada.