Mi cuerpo está ardiendo.
Mi cabello está enredado.
Mis ojos apenas resisten la luz que entra por la ventana con tantas fuerzas. Los cierro.
Mis piernas están enredadas entre la cobija y tus piernas.
Mi estómago siente el calor de tus manos jugando.
El color de mis labios
desapareció después de tantos besos.
¿Y la ropa?
Me duele la cabeza.
Busco debajo de la cobija tu cara, abro los ojos y quiero besarla.
Tu cabello morado a contra luz es la cosa más hermosa.
Hemos comido hasta hartarnos, hemos bebido, nos hemos venido.
De un momento a otro.
En la cama que a veces me parece inmensa y otras nos queda chica.
Las noches que no paso contigo despierto pensándote,
en tu tono de voz y en la cara con la que me miras al hablar.
Has grabado en mi piel palabras que usé con otra mujer.