No querÃa verte. Sé que no deberÃa. Qué no soy tan fuerte, no tan fuerte para ti.
Aunque si quiero verte. La Brenda real sabe que sà debo, que no hay necesidad.
Te he evitado hasta el cansancio. Cada vez tuve un pretexto para decir no, porque estar contigo me harÃa pecar. Una y otra vez, sin dudar.
Me da miedo. Me alejo. Huyo sin apenas acercarme a ti.
Yo te quiero, está siendo estúpido, porque si le hago caso todo sale mejor, pero no le escucho, te evito.
Quiero verte, juro que quiero.
Hace cuatro años quise y te acepte, y nos besamos sin deber, con toda la fuerza que podrÃa tener. Las escaleras no me empujaban, eran tus labios que son imán, que quieren ser gravedad.
Hace un par te vi y me quedé con tu olor impregnado hasta en las rodillas que se arrodillaron para pedir piedad.
Cuando la escuché todo salió mejor, brotaron las flores y florecieron nuestros bosques, se inundaron las calles y en el cielo hubo goce.
Nunca, después de aceptar verte, fui capaz de retenerte.
No fui lo suficientemente buena como para que quisieras quedarte, aunque te hiciera volver. Jamás voy a saber qué pude hacer bien.
¿La soberbia manera en que te tocaba como si supiera el camino? ¿Los ojos dulces que escondÃan los pecados a los que me incitas? ¿Las palabras que nunca dije por temor? ¿Hubo algo malo? ¿No fueron las horas suficientes?¿Mi cuerpo se perdió demasiado entre tus manos grandes?
Las drogas abrieron el camino que necesitaba recorrer para llegar ahà donde te encuentras en los mejores dÃas. La dosis exacta me hizo romper, encontrarme y volverme a perder.
Las agujas entraron en mà como jamás sentà que podrÃa, con la misma facilidad con la que entraste en mi alma. Y quedaron marcas que revelan la herida que no sana.
Eres el lugar al que siempre quieres regresar aunque sea diez minutos cada tres años. Duele salir de ti sin saber si ésta será la última vez. Quema. Pero es tan llenador que podrÃa jurar con sangre estar contigo cada dÃa hasta el final.
Lo sabes todo. Tienes tu propia puerta a mi piel. Me conoces más de lo que crees saber.
Te apareces siempre ahÃ, en las tardes más brillantes, en las fiestas más grandes, en las comidas más formales, en los eventos más importantes. Siempre estás, no te vas.
Te has llevado el conjunto rosa de encaje y me has dejado palabras desordenadas que no dicen más de lo que ya sabemos que puedo ocultar. En un lugar que puedo sentir pero no ver, dejaste la confianza que tienes en mi, y a veces suelo caminar lejos de mà para tratar de sentirme fuerte.
El éxito en las tareas que te implican es cada vez más difÃcil de conseguir, y empiezo a sentir que me disuelvo entre las otras personas que ya te dan igual.